Vicente Tello, fotógrafo y amigo del sacerdote, se asombra que muchos que lo ignoraban luego le querían homenajear.
30 de abril de 1982. En el barrio María Auxiliadora “hubo bulla…la gente gritaba ¡el padrecito se ha muerto, se ha muerto!”. No podían creer que Carlos Crespi Croci, aquel sacerdote italiano que regalaba comida y ropa a la gente pobre del barrio había fallecido. El dolor se veía en cada rostro, la angustia reinaba”, rememora Vicente Tello, fotógrafo cuencano, hoy de 83 años de edad… CONTINUA